jueves, 25 de junio de 2015

DE REGRESO DEL VIAJE (SIN ACRITUD)

Las críticas al crucero SOL DE MEDIANOCHE han sido abundantes en los numerosos foros sobre el viaje.
La más repetida es la deficiente organización de Pullmantur en los embarques y desembarques. El finalizar (o iniciar) el crucero en un puerto en el que es necesario el uso de tenders es mucho atrevimiento. También sorprende que los dos accesos al barco se utilicen únicamente para desembarcar excursionistas del segundo turno y se bloquee el acceso al barco a los que regresan del primer turno de excursiones.
Por otro lado, la escalera exterior para desembarcar era incómoda y poco adecuada para gente mayor. Y supuestamente poco resistente ya que contaban el reducido número de pasajeros que podían permanecer en ella.
Las salidas a nivel de tierra no se pudieron utilizar en varias ocasiones por el nivel de la marea, dato que es perfectamente previsible. Parece negligente no disponer de una escalera adecuada que se adapte a la cubierta más próxima al muelle (y no exclusivamente a la cubierta 2).
El barco es de dimensiones adecuadas para evitar largos paseos por los pasillos de los camarotes. Los camarotes más pequeños que los de otras navieras y con un estado de conservación aceptable. La excepción sería la del acceso al camarote que provocaba repetidos cambios de tarjeta e incluso el cambio de cerradura. Masificación el día de navegación y colas en el comedor evitables facilitando la entrada por las dos cubiertas del mismo.
La comida aceptable dentro de la línea descendente general de los cruceros. Poca variedad en algunas ocasiones y cena de gala que destacaba sólo por la calidad del papel del menú.
La atención del personal buena en líneas generales (bares, comedor, camarotes...) y mejorable en las entradas y salidas del barco. Los espectáculos correctos pero poco variados.
El director de crucero mucho mejor como humorista que como organizador.
El itinerario era lo mejor del crucero pese a las deficiencias de algunos puertos no preparados para cruceros. Mucha gente parecía desconocer cómo eran las escalas que iba a hacer el barco y que la navegación en el Empress contemplando el paisaje era la mejor excursión del viaje.
Las excursiones de Pullmantur caras como es habitual en todas las navieras. Conveniente la del último día, pese al precio, para evitar el enclaustramiento forzoso en el teatro del barco que sufrieron algunos pasajeros.
En Alta la mejor excursión era ir al Museo con taxis. Para conseguir uno fue necesaria la ayuda de la oficina de Turismo (a la ida) y de una trabajadora del Alta Museum (a la vuelta).
Las cuatro excursiones realizadas con la empresa alternativa ("La Reina")estuvieron bien y ajustadas a lo previsto. Los guías fueron buenos y atentos.
La terminal 3 del aeropuerto de Lakselv era tercermundista y con aseos portátiles de los utilizados en las obras y en eventos multitudinarios.
En el vuelo de regreso a España sólo los afortunados pudieron conseguir uno de los escasos bocadillos que sobraron del vuelo anterior. Lo mismo pasó con las botellas de agua.
La experiencia fue positiva en líneas generales y una fecha magnífica para disfrutar del sol de medianoche. Un mes más tarde la oscuridad es mayor. Y la nieve en las montañas ha desaparecido en su mayor parte.

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